Cada uno de nuestros quesos tiene una razón de ser que lo hace inconfundible, son el resultado generacional de las tradiciones de nuestra tierra. En silencio, nos cuentan su historia mediante el lenguaje de los sentidos… sabor, textura, aroma, forma, color… A cada uno lo bautizamos con su propio nombre, que lo diferencia del resto y lo identifica con sus cualidades. Cada uno con su propia elaboración y su propio ritual para descubrirlo y saborearlo. Una exquisita experiencia que se torna siempre tan auténtica como su origen. Un pronunciado deleite que mueve las emociones, haciendo brotar las palabras que conversan con nosotros mismos o que compartimos en buena compañía.